Sunday, September 16, 2007

Un sábado


La foto se cayó hace días. Estaba al lado derecho de la cama. No vale la pena juntarla. Hay una banderita, esa significa lo mismo también, pero no se ha caído. La pusieron bien. En la foto sale la bandera también.
Todos los días, a la foto, le caen zapatos a la par. Pero no la junto. Juntarla significa verla. Cuando la colgué quería que estuviera ahí, visible, para que la vieran, para que yo la viera. Ahora tiene una capa de polvo, la humedad del piso se la empieza a comer. Pero juntarla significa acordarse, juntarla significa reconocer el problema, y limpiar significa juntarla, por eso no limpio.
Todos los días hay que salir corriendo. La cama destendida, el paño mojado, los ojos que arden. Y después apagar la luz, cerrar los ojos, simplemente suena el despertador y uno no ha dormido, no ha descansado. Y pasa lo mismo, el desayuno, el baño, la ropa, los zapatos, la foto… pero no hay tiempo para juntarla, no hay tiempo para verla. Y de pronto otra vez arden los ojos. Y nada más no hay tiempo para cambiar el calendario que ya tiene 10 meses de atraso.


De repente un sábado se levanta uno temprano, por esa sensación en el pecho que no deja dormir, que es como un ahogo a la altura del esternón, si yo sé, todos la han sentido. Y uno nada más respira más rápido. Y no puede dormir. Es como estar enamorado pero al revés. Ya las mesas de noche no pueden estar más desordenadas de todos los papeles que llegan y uno pone ahí. Papeles, libros, fotos, bolsas, separadores de libros, tabaco saborizado, discos, rollos, filtros, película revelada, estampillas, cartas. ¿A quién se le ocurre tener tres mesas de noche para él solo? Y uno se pone a ver las cartas, las tarjetas postales. Y es lo mismo, y decide ponerlas en una bolsa de papel, meterlas en el closet y cerrar la puerta.
A pesar de todo sigue siendo temprano, pero ese ahogo en el pecho no permite ni ver películas, ni oír música, ni leer, ni dormir, ni no pensar, ni comer, ni llamarla… ¿Y si limpiara mi cuarto hoy?
Primero la escobilla roza los muebles, los bordes de la ventana y vuelan alas de polilla como cristales. Sentarse en la cama, dejar la escoba, qué importa el comején en el suelo.
Tengo que sacar las cartas de la bolsa de papel.
Abro la puerta. El bus, las monedas, la ventana, la calle, los postes de luz, los indigentes, la iglesia, el correo. Entro, saco la llave, abro el apartado postal…. Vacío.
Lo cierro.
Cierro los ojos.
Otro día limpiaré el cuarto, cambiaré el calendario y juntaré las cartas que están a la par de la foto.

6 Comments:

Blogger Camila said...

Me encantó. el olvido es largo y los días se lo comen. aplausos

4:16 PM  
Blogger Nat said...

Precioso Pietro.
Y sí, es como estar enamorado pero al revés. "Una presión en el pecho" es la forma más fácil de describirlo.
Pero uno sigue (ya se sabe que eventualmente las cosas se arreglan)

3:03 PM  
Blogger Nati Suárez said...

"Estar enamorado pero al revés" ahora lo entiendo".
Mis respetos Pietro, usted escribe como un Dios, bueno no tanto jaja. En serio está genial.

3:45 PM  
Blogger Lo said...

literalmente estuve varios minutos pensando en algo que decir ante la familiaridad de la situación, pero no encontré nada. Contracción, creo. Sístole.

10:10 PM  
Blogger Ani said...

Pietro, volví a leer esto después de tiempo de conocerlo. La primera vez que lo leí me gustó, pero... ahora entiendo mucho mejor.
Usted de verdad que sabe escribir. Qué orgullo.
Y qué lindo texto.
Me hizo sentir... usted sabe cómo. La sonrisa con lágrimas, las lágrimas sonrientes, ¿el orden de los factores no altera el producto?

Aplausos. Muy bueno.

6:55 PM  
Anonymous Anonymous said...

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